sábado, 17 de diciembre de 2011

Ojos cerrados

No era tan simple abrir los ojos. No tanto por el miedo a ver, sino a no ver lo que nos gustaría.
Es más fácil que otros nos describan las cosas, que nos cuente sobre el cielo y sus colores, cómo la luz nos pinta un paisaje que no nos atrevemos a ver, a sentir, a vivir...
¿Es realmente más bello vivir en oscuridad? Vivir sin saber si es o no real aquello que nos cuentan, debiendo confiar a ciegas, tropezando con aquello que no vemos. Pero que sería mucho más sencillo esquivar, si simplemente nuestros ojos surcaran el horizonte...
Pero seguimos con vendas, seguimos sin querer ver... Seguimos navegando a la deriva de una oscuridad que podríamos derrotar, todo por miedo.
Miedo de la luz, de los colores, de la verdad...
Miedo a que el mundo no sea lo que imaginamos...
Miedo, por qué no, a encandilarnos...
Miedo a ser nosotros quienes veamos, quienes vivamos...
Miedo que nos vuelve tontos, que nos transforma en cobardes...
Al fin de cuentas, si el mundo no es lo que imaginamos, si vemos, si vivimos, si soñamos... podremos transformarlo...
Pero mientras nos neguemos, por puro capricho, a liberar nuestros ojos... seguiremos siendo esclavos de otros...

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La ventana

Horas, meses, años… tanto tiempo observando su reflejo en el cristal. Viendo pasar las estaciones, viendo llegar y partir las golondrinas. Sintiendo como uno a uno sus suspiros partían, llevándose con ellos los latidos de su corazón. Corazón que envejecía y moría en la soledad de la nostalgia, de los veranos perdidos que no regresarán…
No podía olvidar esa tarde en la que el cielo se volvió fuego, en la que el reloj se detuvo. No podía olvidar la figura de un hombre partiendo al atardecer, llevándose su vida…
Al principió recibía cartas, describiéndole paisajes, gentes y costumbres diferentes. Las palabras, las frases eran suyas, hablaban de amor y de un futuro juntos. De una familia, una casa, de niños y un perro…
Pero un día el cartero no llegó. Unos hombres extraños, desconocidos y apesadumbrados bajaron de un automóvil negro, golpearon su puerta, pronunciaron su nombre. Al ver sus uniformes y  medallas, su alma quiso huir su cuerpo era de mármol. No escuchó lo que le decían, sus ojos se concentraron en la bandera que llevaban en sus manos…
Habían pasado 20 años, y ella continuaba mirando el horizonte. Sus suspiros empañaban el cristal de la ventana, pero luego se desvanecían. Igual que día a día se desvanecían sus recuerdos…
Hace un año su alma partió a buscar, a encontrar, a fundirse con el alma de su amado. Aunque ya nadie se para junto a la ventana, igual esta continúa empañándose…

La creación

Un mundo que no tenía ni luz, ni oscuridad. Un mundo que no existía, un cielo que no se veía, un océano sin olas…
Podía ser un bosque, o un desierto. Podía haber vida, o reinar la muerte en soledad.
Todo puede ser. Todo depende de la mano creadora…
Una gota robada de un tintero, una pluma temblorosa que puede transformarse en espada. Un universo que esperaba ser descubierto…
Todo podía surgir…
 Todo anidaba secretamente en esa hoja en blanco, esperaba a la primavera y al verano que prometieron llenar de frutos. Esperaba al otoño para vestirse de oro y al invierno para poder entibiar futuras palabras con esperanza…
Una hoja en blanco que espera, que te espera